EL ATEÍSMO Y EL PENSAMIENTO RELIGIOSO: La desacralización como libertad de indagación
La desacralización como libertad de indagación
El debate sobre la naturaleza y
los designios de la divinidad ha sido un tema apasionante a lo largo de la
historia. Fernando Savater ha identificado tres actitudes básicas hacia esta
cuestión: aquellos que consideran inverosímil o falsa la creencia en uno o
varios dioses; aquellos que creen que la fe en Dios consiste en creer en un ser
invisible e incomprensible; y aquellos que aceptan la divinidad como un
concepto supremo para comprender la realidad.
Estas tres posturas no pueden ser estrictamente divididas, ya que se influyen mutuamente en un debate que ha perdurado a lo largo de toda la historia de la humanidad.
Los orígenes del ateísmo
Antigüedad griega: Se considera que Protágoras (480-410 a.n.e.) fue
el primer ateo al afirmar: "De los dioses no sabré decir si los hay o no
los hay". Otros filósofos como Anaxágoras, Pródico y Critias también
cuestionaron la existencia de los dioses y propusieron teorías sobre el origen
de la religión.
Filosofía Charvaka: En la India del siglo VI a.n.e., la filosofía
Charvaka (o Lokayata) desafió la interpretación religiosa de la vida. Sus
postulados incluían rechazar la literatura sagrada, negar la existencia de
deidades o almas inmortales, y considerar que todo se deriva de elementos
materiales.
Edad Media y Modernidad: Aunque se considera que en la Edad Media
no existía ateísmo, hubo pensadores que cuestionaron la existencia de Dios. En
la Modernidad, autores como David Hume y los filósofos de la Ilustración
consolidaron el ateísmo como una postura intelectual respetable.
El ateísmo en el pensamiento antiautoritario
Jean Meslier: Considerado el iniciador del ateísmo moderno, este
sacerdote francés dejó un manuscrito en el que mostraba un materialismo ateo y
una crítica feroz a la moral cristiana y religiosa en general, asociando el
ateísmo con una república libre e igualitaria.
Max Stirner: Stirner criticó el ateísmo que pretendía sustituir a
Dios por abstracciones como la humanidad o el Estado. Para él, el auténtico
ateísmo consistía en negar cualquier idea sacralizada y afirmar al individuo
concreto.
Mijaíl Bakunin: El filósofo anarquista ruso consideraba que la
creencia en Dios era una ficción producto de la ignorancia, y que la relación
del hombre con la divinidad solo podía compararse a la de un esclavo con su
amo.
Ateísmo y moralidad: Explorando los fundamentos éticos sin creencias
religiosas
Origen de la moralidad: Desde la perspectiva del ateísmo, se
considera que la moralidad se originó en el contexto de la vida social, cuando
los seres humanos buscaron normas comunes para regular su comportamiento y
convivencia. La moralidad es un producto de la evolución biológica y social de
nuestra especie.
Crítica a la moralidad religiosa: Se cuestiona la moralidad
religiosa por su carácter absoluto y exclusivista, exigiendo obediencia ciega
por parte de los creyentes. A lo largo de la historia, en nombre de esta
moralidad se han cometido grandes atrocidades. En contraposición, se plantea
que la moralidad atea, basada en la convivencia social y la justicia, puede ser
más sólida y comprometida con la realidad.
Ética sin creencias religiosas: Autores como Bertrand Russell y
Richard Dawkins defienden que la ética puede fundamentarse en fuentes no
religiosas. La ciencia y la comprensión de la evolución pueden ayudar a
desarrollar una conciencia moral sólida y basada en la realidad, sin necesidad
de recurrir a fantasías y supersticiones.
La conciencia desde una perspectiva atea
Origen de la conciencia: Desde la perspectiva del ateísmo, se
considera que la conciencia no tiene un origen divino, sino que es una función
compleja basada en las conexiones neuronales del cerebro. Este proceso puede
ser explicado y comprendido a través de la ciencia y la evolución.
Crítica a la visión religiosa: Se critica la visión religiosa de la
conciencia, la cual se basa en sentimientos misteriosos y dicta conceptos
diferentes a cada individuo. En contraste, se argumenta que la comprensión de
las leyes causales y el método científico puede ayudar a comprender mejor el
origen de los sentimientos morales.
Independencia mental: El ateísmo defiende la independencia mental y
la liberación de la conciencia de reglas externas y creencias sobrenaturales.
Se sostiene que una comprensión adecuada del mundo real puede asumir el papel
inspirador que tradicionalmente ha sido atribuido a la religión.
Ateísmo y nihilismo
Superación del nihilismo: Algunos autores, como Michel Onfray,
sostienen que el ateísmo puede proporcionar una solución al nihilismo al
garantizar valores innovadores y radicalizar los principios de la Ilustración.
Crítica al absolutismo
El ateísmo critica el absolutismo
moral y la noción de que sin Dios "todo está permitido". La
concepción absoluta de lo correcto o incorrecto justifica el poder de unos
seres humanos sobre otros.
Evolución de los valores: Los valores asociados a la religión se
vuelven obsoletos, al igual que aquellos vinculados a otros conceptos que
limitan el pensamiento. La historia muestra una tensión entre la fe y la razón,
donde algunos han defendido sus convicciones personales frente a las
instituciones religiosas.
Ateísmo y libertad de pensamiento
Razón: El ateísmo defiende el uso de la razón y el pensamiento
crítico para mejorar cualquier ámbito humano, en lugar de aceptar verdades
inmutables y creencias sobrenaturales.
Justicia: Una visión atea de la moral, basada en la convivencia
social y la justicia, puede ser más sólida y comprometida con lo real que la
moral religiosa absolutista.
Tolerancia: El ateísmo se inscribe en una tradición humanista
defensora de la honestidad intelectual y la tolerancia, frente al dogmatismo y
la intolerancia propios del pensamiento religioso.
Investigación: El ateísmo impulsa la libre investigación y el
avance del conocimiento, sin las limitaciones impuestas por las creencias
religiosas y los dogmas sagrados.
Ateísmo y sociedad
Crítica al poder religioso: El ateísmo denuncia el fraude del
pensamiento religioso y del clero, que ha sido históricamente un instrumento de
poder y opresión.
Secularización: La modernidad ha conllevado la secularización del
pensamiento, la posibilidad de desprenderse de lo sagrado para poder seguir
avanzando.
Visión antiautoritaria: El ateísmo se inscribe en una visión
antiautoritaria que critica no solo el poder religioso, sino también el
político y económico, que fundan nuevas abstracciones que someten al ser
humano.
Transformación social: Autores como Marx y Bakunin asociaron el
ateísmo con un afán socialmente transformador, frente al cristianismo como
símbolo del statu quo.
Conclusiones
El ateísmo es un debate
fundamental para una sociedad laica y con plena libertad de conciencia. Frente
a las grandes verdades e ideas inmutables propias de las religiones, el ateísmo
defiende el pensamiento crítico y el anhelo de hacerse preguntas en aras de
mejorar cualquier ámbito humano.
Si bien no hay una opinión
uniforme en el universo ateo, hay quienes muestran su fidelidad a ciertos
valores religiosos a pesar de su no creencia, y otros que consideran el
pensamiento religioso como una gran distorsión histórica de la razón y la
moral. Desde una perspectiva atea, los principios morales se defienden mejor
desde visiones plenamente humanas, no desde el absolutismo y la trascendencia.
El ateísmo debe insertarse en los
valores antiautoritarios que critican no solo el poder religioso, sino también
el político y económico. Los valores vinculados a la religión acaban siendo
obsoletos, al igual que los asociados a otros conceptos que constriñen el
pensamiento. La desacralización iniciada en la modernidad es necesaria en aras
del progreso y la libertad de indagación.
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